
El Rey de todas las fieras acaba de despertar, pero no hay dios para detenerle, porque está muy ocupado matando niños e inocentes en Gaza.
Nada mejor que un dios hipócrita para el fin de los tiempos.
Job 41, 18-34 (Acerca del Leviatán)
18 Con sus estornudos enciende lumbre, Y sus ojos son como los párpados del alba.
19 De su boca salen hachones de fuego; Centellas de fuego proceden.
20 De sus narices sale humo, Como de una olla o caldero que hierve.
21 Su aliento enciende los carbones, Y de su boca sale llama.
22 En su cerviz está la fuerza, Y delante de él se esparce el desaliento.
23 Las partes más flojas de su carne están endurecidas; Están en él firmes, y no se mueven.
24 Su corazón es firme como una piedra, Y fuerte como la muela de abajo.
25 De su grandeza tienen temor los fuertes, Y a causa de su desfallecimiento hacen por purificarse.
26 Cuando alguno lo alcanzare, Ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará.
27 Estima como paja el hierro, Y el bronce como leño podrido.
28 Saeta no le hace huir; Las piedras de honda le son como paja.
29 Tiene toda arma por hojarasca, Y del blandir de la jabalina se burla.
30 Por debajo tiene agudas conchas; Imprime su agudez en el suelo.
31 Hace hervir como una olla el mar profundo, Y lo vuelve como una olla de ungüento.
32 En pos de sí hace resplandecer la senda, Que parece que el abismo es cano.
33 No hay sobre la tierra quien se le parezca; Animal hecho exento de temor.
34 Menosprecia toda cosa alta; Es rey sobre todos los soberbios.
V.